¿Y si existiera un paquete de técnicas capaz de poner fin a la mayoría de sus zozobras? El científico Carl-Johan Forssén asegura haberlo creado. Antes de despotricar, lea
Carl-Johan Forssén era hasta ahora un científico conductual licenciado en Psicología y conocido en su país, Suecia, por ser un experto en liderazgo de grupo. De hecho, en esta área ha ayudado a directivos y empleados a mejorar y desarrollarse dentro de sus organizaciones. Hoy, además, hay que sumarle a este currículo la hazaña de ser el autor del cuento infantil más valorado por padres y terapeutas para dormir a los niños: El conejito que quiere dormirse (Beascoa).
Este best seller, como el propio Forssén afirma, no solo duerme a los niños, también a los adultos. “Sirva esto como ejemplo: recibí un correo electrónico de un padre que padecía trastornos del sueño desde la infancia y cuando le leyeron el cuento se quedó dormido en unos minutos. Y eso que hasta entonces lo había probado todo sin obtener un resultado”.
¿El truco? El uso inteligente que hace de técnicas lingüísticas y psicológicas, un método que como él explica sirve para comunicarnos mejor con los demás y crecer en nuestro trabajo y en nuestra vida personal. Aprovechamos su talento como coach, personal y empresarial, para que nos dé una clase magistral y conocer herramientas que nos ayuden a hacer mejor (o a reforzar) aquellas cosas importantes para mejorar profesionalmente. La primera es saber cómo dormir bien, sin descanso no hay rendimiento y, además, a dormir también se aprende.
1. Dormir. Su libro El conejito que quiere dormirse ayuda a dormir a los niños, ¿en qué consiste su método? “Tiene que ver con la forma en la que nos comunicamos con los niños, en que queremos que escuchen una historia para dormir. Hay que lograr que se identifique con el protagonista. Así, cuando al conejito se le dan consejos para que se relaje y duerma, el niño también los recibe”. Más trucos: enfatizar ciertas palabras (marcadas en negrita en su relato); poner voz suave y calmada en otras (escritas en cursiva); involucrar al niño introduciendo su nombre en momentos estratégicos… ¿Y para los adultos? La misma idea, interiorizando cada momento de la historia como si fuese un niño.
2. Comunicar. Para hacerlo bien no hay que perder de vista el objetivo: qué quiere que llegue al público. “La comunicación efectiva, avanzada, trata de trasladar algo concreto desde el principio y articula todo el discurso alrededor de ello, siempre teniendo en cuenta que hay que llegar a cada una de las personas que le escuchan y que son diferentes entre sí”. Vaya al grano.
3. Escuchar. No solo oír. Tan importante como saber comunicar es saber escuchar, una de las grandes carencias de la sociedad. “Hay que hacer lo que se llama escucha activa, que consiste en estar atento a todos los canales de comunicación que utiliza una persona: la palabra, su tonalidad, el lenguaje corporal… Es básicamente centrarse en lo que le están contando, y en nada más”. Es decir, aplicar el mindfulness.
4. Identificar fortalezas. A veces no sabemos, o nos da pudor reconocer, lo que se nos da bien. “Para averiguarlo podemos hablar con la gente que nos rodea, pedirles su opinión honesta. Hay gente buena leyendo personalidades porque saben hacer las preguntas correctas, esas acaban descubriendo en qué somos buenos y en qué no. Cuando hacemos lo que se nos da bien, crecemos”.
5. Cumplir objetivos. Para hacerlo, primero hay que saber marcarlos. “Es importante ponerse metas realistas y analizar los diferentes niveles que requiere la consecución de una meta concreta, los pasos a dar. Para no perder el estímulo, hay que comenzar por los objetivos más sencillos e ir subiendo en dificultad según se cumplan, y creer en uno mismo durante todo el proceso”.
6. Liderar. “Ser un líder pasa por no luchar. Como cuando te enfrentas a un niño: cuanto más lo haces, más enérgicamente se opone. Hay que tratar de conectar y hacer ver y entender las razones por las que debe hacer aquello que le estamos diciendo. Líder es aquel que dice ‘nosotros lo vamos a conseguir’; el jefe es el que dice ‘tú vas a solucionar…’. Cuando hablamos de líder hablamos de una persona que está al mismo nivel que el resto de los trabajadores, pero que debe saber detectar las debilidades y fortalezas de quienes están en su equipo. A partir de ahí debe darles apoyo, opinión, feedback… Además, es conveniente que les marque retos para que sigan avanzando. Un líder debe entender a la gente para sacar lo mejor de cada uno y aprovecharlo por el bien del equipo. Y para ello debe saber comunicarles y transmitirles las fortalezas que ve en ellos. Por supuesto, también tiene que adaptarse, tener en cuenta la forma de ser de cada uno de los trabajadores y empatizar con ellos”.